“Somos rescatadores, los que lo
logramos todo. Somos madrinas o padrinos del mundo entero, como dice Earnie
Larsen. No sólo satisfacemos las necesidades de la gente, sino que nos
anticipamos a ellas. Arreglamos los asuntos de los demás, les enseñamos, nos
afligimos por ellos”. Melody Beattie
Por alguna razón en algún momento
de nuestra vida asumimos que nuestra obligación o deber era cuidar de los
demás, que esa manera de actuar nos ennoblecía y nos confería nuestro valor más
intrínseco como personas. Es por eso que podemos malgastar nuestra vida
rescatando a las personas que nos rodean.
Rescatar, consiste en hacer cosas
por los demás que son perfectamente capaces de hacer por si mismos y que
probablemente deberían estar haciendo. En las palabras de Scott Egleston, a
quien Melody Beattie cita en su libro:
“(…) rescatamos cada vez que nos
hacemos cargo de las responsabilidades de otro ser humano, de los
pensamientos, los sentimientos, las decisiones, la conducta, el crecimiento, el
bienestar, los problemas o el destino de otra persona”.
Lo paradójico es que una persona
equilibrada y emocionalmente estable no aceptará que nadie le rescate, entre
otras razones, porque ella misma es perfectamente capaz de identificar y
resolver sus problemas. Es por eso que como bien entendió Stephen B.
Karpman, terminamos rescatando víctimas, que no sólo aceptan ser
rescatadas, sino que refuerzan todos nuestras conductas y comportamientos
rescatadores, al menos al principio.
“Las víctimas en realidad son
capaces de cuidar de sí mismas, aunque ni nosotros ni ellas lo admitimos. Generalmente
nuestras víctimas están en una esquina del triángulo, simplemente esperando a
que nosotros hagamos el primer movimiento y saltemos dentro del triángulo con
ellas.” Melody Beattie
La codependencia se puede
entender como una cierta adicción a las personas, nuestra “droga” por así
decirlo, son las personas que dejan que desempeñemos nuestro role favorito,
tanto es así que nosotros pasamos a ser controlados por esa necesidad de
reafirmarnos con ese comportamiento. Frecuentemente el codependiente termina
enamorándose o quedando estrechamente ligado a una persona alcohólica o con
algún otro trastorno compulsivo, lo cual termina por abocarle sin remedio a su
destrucción emocional si es que no toma medidas antes.
No se puede cambiar a las
personas
Cuidar y rescatar de los demás es
una manera de escapar de nuestros problemas. Es una conducta basada en una
premisa falsa, ya que no se puede cambiar a las personas. Desde luego que las
personas cambian, pero lo hacen cuando ellas quieren, cuando les llega su momento
y cuando están preparadas para hacerlo.
El intento de controlar y dirigir
el cambio de las personas, nos hace que quedemos a merced de éstas. El
controlador pasa a ser controlado. Y si ya de por si es malo ser controlado por
alguien aun es peor ser controlado por la enfermedad de una persona, ya sea el
alcoholismo, la ludopatía o un desorden de alimentación.
Uno de los párrafos que más me
impactó del libro de Melody Beattie es el siguiente:
“A fin de cuentas, los demás
hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o como se están
sintiendo), piensan lo que quieren pensar, hacen las cosas que creen que
necesitan hacer y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. El hecho de
que ellos no tengan razón y nosotros si, no importa. Tampoco importa que se
estén lastimando a si mismos. No importa el hecho de que nosotros podríamos
ayudarles si nos escucharan y si colaboraran con nosotros. NO IMPORTA. NO
IMPORTA. NO IMPORTA, NO IMPORTA (…) La única persona a la que puedes o podrás
cambiar es a ti mismo. La única persona a quien te corresponde controlar eres
tú.”
por Fernando Plaza
Fuente: arturosoria.com
Fuente: arturosoria.com
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21
de Setiembre del 2016